“El puerto de mi vida”. Cuba, en el amor de Gades

Internacionalmente conocido como Antonio Gades, el excepcional bailarín y coreógrafo se llamaba Antonio Esteve Ródenas. Nació el 14 de noviembre de 1936 en Elda, Alicante, y falleció el 20 de julio de 2004 en Madrid a causa de un cáncer.


27 de septiembre de 2024 Hora: 01:39

Gades: «La Revolución (cubana) me ha confirmado que mis ideales revolucionarios no estaban equivocados, ni obedecían a una epidemia de romanticismo juvenil, como algunos pretendían hacerme creer”.

Habría que renunciar a muchas cosas, para llevar el lenguaje literario de Lorca a la danza. Fue tan difícil crear, para Antonio Gades, bailarín y coreógrafo y Alfredo Mañas, el dramaturgo de Bodas de Sangre, como inolvidable aquel “paso a dos” entre la Novia y Leonardo. Cómo sino bailar la frase: “Me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo”, expresada por Federico García Lorca.

En “Crónica del suceso de bodas de sangre” (1974), Gades supo sintetizar el eje de la trama, en el desbordamiento de la danza flamenca. Este hito de la danza, a sus experimentados cuarenta y pocos años, logró la difusión y el respeto merecido por el baile español.

Su primera visita a Cuba en 1975, cuando se presentó con su compañía, fue organizada por Alfredo Guevara, Presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Su “máxima aspiración durante muchos años”, fue presentar “Bodas de Sangre” en La Habana, pero también llegó a actuar en Matanzas y en Santiago de Cuba. Ese era un deseo profesional; como ser social y humano, dijo Gades se sentía en Cuba como lo que es “el hijo de un combatiente del Ejército Republicano, que ve realizado el sueño de su padre.” 

Propósito.

En 1975, poco antes de morir el dictador Francisco Franco, cinco jóvenes fueron ejecutados en España. Los fusilamientos del 27 de septiembre fueron condenados por la comunidad internacional y también por Antonio Gades, quien a modo de protesta, decidió dejar de bailar.

Pasados tres años, Alicia Alonso lo convenció de volver a la escena, después de un período de retiro en protesta por los desmanes del franquismo. Le solicitó el montaje de Bodas de Sangre, para el Ballet Nacional de Cuba (BNC) y Gades encontró un propósito. Trabajó intensamente, adaptándose a los bailarines de la academia cubana. Así montaron el pas de deux Ab Libitum “el encuentro del flamenco con la danza clásica, con la guitarra de Sergio Vitier y los tambores de Tata Guines”, narró Alfredo Guevara.

Su estreno en La Habana fue exitoso; después vinieron las giras del BNC por Estados Unidos y Europa, en particular por España, que era como bailar en casa del trompo, pero con la carta de triunfo. Hablamos de la interpretación de los primeros bailarines cubanos: “Marta García como La Novia, José Zamorano como Leonardo, y Loipa Araújo, Raúl Bustabad y Clara Carranco en los roles de La Mujer, El Novio y La Madre, respectivamente”.

Otras obras fueron muy exitosas para Gades, siempre con temas de elevados sentimientos humanos. “Don Juan”, estrenada en 1965 en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid; “Carmen”, flamante el 17 de mayo de 1983; y “Fuenteovejuna”, que se impuso el 1994, en la Ópera de Ginebra.

Internacionalmente conocido como Antonio Gades, el excepcional bailarín y coreógrafo Antonio Esteve Ródenas, (Elda, 16 de noviembre de 1936 – Madrid, 20 de julio de 2004), después de aquella primera visita a Cuba (1975), se vincula profesionalmente al Ballet Nacional de Cuba (1978). 

Desde entonces, “Bodas de sangre” ha sido una carta de triunfo en el repertorio del BNC. Nutrido de la riqueza artística y la fraternal colaboración entre la danza española y cubana, afirmó Miguel Cabrera, su historiador. Después de casi 10 años de no subir a los escenarios cubanos, en colaboración con la Fundación Antonio Gades, la obra fue presentada en el XXX Festival Internacional La Huella de España del pasado 2023. Viengsay Valdés, primera bailarina y directora del BNC, encarnó a La Novia y Darío Hernandez, El Novio.

Su taconeo viril.

España venía en el taconeo viril de Gades, cual tributo del arte, al carácter español. “Por su arte renovador, reconocida excepcionalidad como bailarín y coreógrafo, su amor por los que luchan, probada amistad y fidelidad a la Revolución”, fue reconocido en el Consejo de Estado de la República de Cuba, al conferir el más alto reconocimiento, la Orden José Martí.

“Nunca me sentí un artista, sino un simple miliciano vestido de verde olivo, con un fusil en la mano para dónde, cómo y cuándo, siempre estar a sus órdenes”. Dijo a los hermanos Fidel y Raúl Castro, en una ceremonia familiar.

“Antonio, intérprete de danzas complejas, protagonista del frenesí, fue en sus creaciones ordenador de esencias y raíces, trastornador de códigos y, como tal, fabricante de inédita belleza”, expresó sobre él, uno de sus más entrañables amigos cubanos, Alfredo Guevara, fundador del ICAIC.

“No es algo accidental que comience por aquí, sino porque siento un amor especial por Cuba”, dijo Gades en La Habana al comenzar en 1979, la primera gira del recién creado Ballet Nacional de España, del que fue sustituido dos años después. A pesar de ello, excelentes integrantes del Ballet continuaron con él, al formar el Grupo Independiente de Artistas de la Danza, que –por supuesto- trajo a bailar en Santiago y La Habana. 

Se recuerda la presentación del ballet Carmen en 1987, como verlo bailar una rumba cubana, en el gran escenario del Teatro Carlos Marx de La Habana, junto a la bailaora flamenca Cristina Hoyos.

Gades nombró a sus hijas con denominaciones de patriotas: Celia y Tamara. “Por amor a Celia Sánchez y Tamara Bunke”, dijo. A propósito, el periodista Gabriel Molina narró que adicionalmente homenajeó a Cuba, simbolizada por la heroína de la Sierra Maestra Celia Sánchez Manduley, a quien le dedicó el ballet “Fuenteovejuna”. Lo escenificó en la isla, siempre sin cobrar nada. “No es por azar que su última voluntad, desde su lecho de muerte y en una hoja timbrada del hospital, fue que se enviasen sus cenizas a su amigo Raúl Castro”

“Madrid, 14 de julio del 2004

Querido compadre Raúl:

Quiero decirle que mi mujer Eugenia y mis hijas María, Tamara y Celia, según mi última voluntad le entregarán mis cenizas. Haga con ellas lo que usted crea conveniente.

Jamás pensé tener el honor de llegar a ser su Compadre, pero desde que le conocí siempre estuvo dentro de mí por su firmeza, su ejemplo de verdadero comunista y su fidelidad a nuestro Comandante.

Quiero que sepa que lo único que siento es no haber hecho más por la Revolución.

Viva nuestro Comandante, Viva Raúl, Viva nuestro Partido Comunista de Cuba.

Abrazos para (Abelardo) Colomé y para toda la familia, en particular uno muy grande para Vilma y para Usted. Siempre a sus Órdenes”.

Falleció en Madrid a los 67 años, el 20 de julio del 2004.

Con Cuba.

Es una historia de amor, signada por grandes amistades- reveló María, una de sus hijas de visita en La Habana- así como por su relación con el Ballet Nacional de Cuba, las puestas en escena de sus obras y coreografías junto a su compañía, o las osadas travesías en su barco Luar 040, cruzando el Atlántico desde su España natal, hasta el puerto de La Habana. “Encontró en la tierra de Martí los sueños y enseñanzas que le había inculcado su padre Vicente Esteve, El Ventana: un lugar donde no existiera la explotación del hombre por el hombre y la dignidad y la ética fueran valores insobornables de la condición humana. Sostenía que “Cuba no es una aventura, es el puerto de mi vida”.

“Su última decisión fue una declaración de principios, pidió que sus cenizas estuvieran en la isla rebelde, lo que se cumplió”. Comentaron en la última visita a Cuba, durante  la 30ma. Edición de La Huella de España, sus hijas Eugenia Eiriz y María Esteve, quienes preservan el legado del bailarín y coreógrafo español y recordaron estar desde muy pequeñas en brazos de su padre por La Habana. Al evocarlo, María expresó: “Vivo con su figura continuamente desde el día que se fue, por lo que he desarrollado un trato bastante particular con él, su obra y su memoria”.

“Para mí el Gades coreógrafo, trasciende al bailarín. Su sello estaba en poner la ética antes que la estética, al igual que la dignidad. Trabaja con la dignidad de los pueblos porque todos somos expresión. No conozco a ningún pueblo que no baile sus bodas, sus cumpleaños, aniversarios, muertes. Hay una expresión en todo lo que hacemos”. 

En consecuencia, dijeron que les encantaría tener más presencia en Cuba: “es un vínculo que no estamos dispuestos a perder. En la medida en que podamos trataremos de darle continuidad al trabajo que hacemos con el Ballet Nacional de Cuba y el Ballet Español de Cuba desde hace muchos años, algo que nos beneficia a todos”.

Mis ideales no eran equivocados.

Gades pensó como marxista y militó en el Partido Comunista de España y en el Partido Comunista de Cuba. “Soy yo el que tiene que dar las gracias a vuestra Revolución, que sabéis que es la mía. La Revolución me ha confirmado que mis ideales revolucionarios no estaban equivocados, ni obedecían a una epidemia de romanticismo juvenil, como algunos pretendían hacerme creer”, dijo en ocasión de recibir una alta distinción cubana.

Las cenizas de Antonio Gades reposan en las lomas de la Sierra Maestra. En el oriente de Cuba, la  cuna de la Revolución, en los predios del Mausoleo a los héroes del Segundo Frente Frank País García.

Antonio Gades no quiso honores altamente merecidos, sólo tener en Cuba la última morada. En cumplimiento de su voluntad, las cenizas del excepcional bailarín y coreógrafo español, del revolucionario, fueron celosamente trasladadas desde Madrid a La Habana, por su viuda Eugenia y sus hijas María, Tamara y Celia, acompañadas de un reducido grupo de amigos íntimos.

Fue recibido en una sencilla ceremonia, en la Sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en espera de su traslado al lugar de reposo definitivo. Hasta el último momento, Gades dijo a sus amigos cubanos, no haber podido hacer más por la Revolución; expresión de su nobleza, modestia y desprendimiento como ser humano.

“En el centro del territorio, en la base de la montaña de Mícara que le sirve de monumento yacen los restos de los héroes caídos y allí está ardiendo, en la llama eterna que los acompaña, toda la gloria de esta historia”, dijo Raúl Castro, fundador del Segundo Frente. A propósito del XX Aniversario del frente de lucha guerrillera, fue inaugurado este sitio histórico, por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, un 11 de marzo de 1978.

Allí se encuentran ordenados alfabéticamente, 240 nichos. De ellos 168 tienen restos y 72 están representados simbólicamente. Las lápidas tienen incrustado en bronce, los nombres y apellidos de cada combatiente caído durante la guerra de liberación o fallecidos después del triunfo de la Revolución.

Entre esos hombres y mujeres, honrados por la historia de Cuba, está Antonio Gades. En la base de la escultura, elaborada con mármol traído de su pueblo natal, Elda, sus botas de bailarín siguen danzando en Cuba.

Si estás de paso por zona antigua de la capital de Cuba, también te puede sorprender su estilizado cuerpo esculpido en bronce -obra del artista plástico José Villa Soberón- recostado en una centenaria columna del Palacio de Lombillo. Allí te espera Gades, con un brazo en la cadera y mirando hacia la Plaza de la Catedral, uno de sus lugares preferidos de su Habana.

Autor: teleSUR - Rosa María Fernández

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